martes, 29 de noviembre de 2011

DEBATE DE ESPANTO

Vídeo

    En estos tiempos de crisis y desconfianza política nos encontramos con que ayer tuvo lugar el debate electoral entre los dos líderes de los partidos políticos mayoritarios; Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy.
    Analizado el enclave del debate lo primero que se ve es un ambiente caracterizado por la austeridad y simplicidad. Básicamente constaba de una mesa y tras estudiar las cifras obtenidas tras el debate se observa que las cifras del coste del decorado son desorbitadas para la situación económica actual; se elevan a los 80.000 euros. 
    Los dos protagonistas llegaban al Palacio de Congresos de Madrid con tres días de campaña. El candidato del PP llegaba al evento con una ventaja estimada mediante encuestas de quince puntos. Esto marcó las tácticas que ambos utilizaron a lo largo de los cien minutos del debate. 
    Resultó ridículo. Cada candidato se centró en defender la verdad de su partido y los actos cometidos durante sus mandatos. Lluvia de datos que no coincidían y que junto a la actitud pasiva del moderador, que no tomaba parte en defender la verdad sobre las cifras tratadas, daban una sensación de desconfianza, insatisfacción e incertidumbre de la audiencia. 
     La forma de entablar el cara a cara era la esperada. Rubalcaba se dedicó a mostrar las mentiras vertidas por el candidato del PP en cuanto a datos mientras que éste último no se centró en desmentir las acusaciones del socialista. Más bien jugó desde una posición segura sin involucrarse en porcentajes que desmontaran las teorías de su opositor. 
    Rajoy no tardó en recordar a su rival las cifras catastróficas de parados generada durante el mandato del PSOE. Otro buque insignia de la estrategia popular era comparar la situación del paro español con la de otros países europeos, por ejemplo Francia, Alemania (donde incluso se había creado empleo). 
    En los cuarenta y cinco minutos totales en los que habló Rubalcaba no mencionó a Zapatero pero sí recordó a José María Aznar para mostrar que la situación actual es consecuencia de una ley aprobada en mil novecientos noventa y ocho por el susodicho.
    Adelantando un poco más en el debate se tornó casi "un duelo de jardinería", en el que un candidato le reprochaba al otro sus recortes económicos y viceversa. Todo al final parecía un simple juego para ver quién cortaba mas. 
    Algunos de los apartados en los que se escudó el candidato popular para atacar al socialista fueron la eliminación del cheque-bebé, la bajada de sueldo a los funcionarios, la congelación de las pensiones, "el medicamentazo" ,y el paro en la inversión pública.
    Alfredo Perez Rubalcaba asociaba al PP con la clase social media alta española levantándose así en armas en defensa en la clase obrera nacional.
    Claramente este debate no va permanecer en la memoria de los españoles, ya que no se consiguió trasmitir las pautas mantenidas por cada partido. Aún así la democracia española se ha recalcado en este debate de 500.000 euros en tiempos de crisis. Se escucha una esperanzadora melodía que invita a imaginar un mañana mejor. Pero ya sabemos qué paso con los violinistas del titanic.

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